miércoles, 9 de marzo de 2016

Òrìsà Sàngó

Es uno de los Òrìsà más contraversiales del panteon yorùbá . Esta catálogado como el Dios del Fuego y del Rayo, es aficionado al baile, a (Ayan) caoba y al sexo, sus colores son el blanco y el rojo, sus comidas prediléctas son el quimbombo (ilá), el carnero (àgbò), la jicotea (ìjàpá), el gallo (akuko), la gallina de guinea (etu), los platanos frutas de todo tipo (ogede),el aceite de palma (epo), el colorante vegetal osun, las semillas de ñame, la semilla del orógbó, las plumas de avestruz, el mamey, la harina de ñame y el maiz. Su forma mas representativa son las èdán- àrá o piedras de rayos las cuales son el símbolo de el conflicto que tuvo en el signo de Ìretè Òsá con uno de sus discipulos que lo sustituyo y en esa ocasion tuvo que hacer la magia de transformar a seis de sus soldados en èdán- àrá para demostrar su identidad robada y recuperar su trono. Se dice descendio a tierra en el signo Òkànràn Méjì y lleva seis piedras u ota. La secta que se dedica directamente a su culto se le denomina Magba. Es hermano de Abòkún, Òranmiyàn y Dada Igbayin. Su trono es custodiado por Obakolaba. Es hijo de Ayalua o Ìyàmase quien lo tuvo en el fondo de los oceanos de donde surgio. Se relaciona mucho con Ekùn, el leopardo. Respeta la calabaza por ser esta la que en el odu Òbàrà Méjì le dio el áse de la sagrada palabra de Olódùmarè, la cual posee. Es el padre de los Ibeji, los cuales tuvo con Osun. Sàngó al ver que su esposa habia parido Ibeji golpeo a Osun pues creyo que eso se debía a una bigamia de esta. Osun tomo a los Ibeji y los dejo debajo de una mata de malanga de donde los recogio Oya, la cual posteriormente los crío. Osun en su huida llego a donde Òrúnmìlà y ya allí tuvo al llamado Idewú (el trillizo). Òrúnmìlà al llegar Sàngó trás Osun sentencio que desde ese dia se pondria el ewe ikoko en el Igbódù Òrìsà para recordar a los Ibeji y que se pondria siempre un racimo de platano para recordarle a Sàngó que debia aprobar el Òrìsà que se estuviese asentando. En el odu Òkànràn Òyèkú, aparece el hecho de que los omo Sàngó deben ser sometidos a una ceremonia especial para anular de estos la accion de Òranmiyàn, considerado un hermano de Sàngó que representaria la sombra y que se manifiesta precisamente en una sombra que los omo Sàngó observan de vez en cuando por detras de ellos. La anulacion de esta sombra es necesaria para buscar un asentamiento en la vida de los hijos de este Òrìsà. Cuenta una leyenda historica que Sàngó fue el cuarto Rey de la ciudad yorùbá de Òyó y junto con Obàtálá el Rey de los Igbo mantenia una guerra territorial contra Odúdùwà el Rey de Ifè. Diariamente los guerreros de Obàtálá disfrazados con hojas secas de palma (mariwo) asediaban el territorio de Ifè y hacian huir a los pobladores de esa region, pues estos creian que los asaltantes eran fantasmas. Mucho antes de las hostilidades, uno de los capitanes del ejercito de Odúdùwà, mantuvo relaciones amorosas a escondidas con una de las hijas del monarca de Igbo. Un dia, despues de que se desatase el conflicto. La hija de Obàtálá le confeso a su amante, que las huestes de su padre no eran fantasmas ni espiritus, sino hombres disfrazados con mariwo. Al enterarse Odúdùwà de la realidad, ordeno incendiar los campos en el momento del ataque, con lo cual salieron cubiertos de fuego los atacantes. Acto seguido, Odúdùwà paso a la ofensiva y ocupo rapidamente la ciudad de Igbo, destronando a Obàtálá y quedando este libre, pero sin reino. Poco antes del salto final a los Igbo. Obàtálá habia enviado emisarios al reino de Òyó para pedirle su apoyo militar a Sàngó el cual ni se inmuto, pues estaba con sus tres concubinas, Oya, Oba y Osun. Odúdùwà emprendio el ataque contra la ciudad de Òyó y Sàngó antes de verse capturado incendio su casa y huyo, horcandose posteriormente en una caoba (Ayan). Sus concubinas se suicidaron porque era ley hacerlo si el Rey moria. Los seguidores de Sàngó al enterarse de la muerte de su Rey comenzaron a gritar: Sàngó Oba koso (El Rey no se ahorco), frase que continúa hasta hoy dia cuando mencionamos el nombre de Sàngó. Cuenta la leyenda que donde sus concubinas se suicidaron, el rio se subdividio en tres afluentes que hoy dia llevan sus nombres: Odo Osun, Odo Oya, Odo Oba. A la muerte de su Rey, los pobladores de Òyó continuaron haciendo resistencia al ataque de las huestes de Odúdùwà y cogieron toda la polvora que los Fulani le habia obsequiado a Sàngó, las metieron en unas guiras secas y las hicieron explotar, cosa que hizo retroceder al ejercito invasor. Además se dice que acto seguido comenzo una terrible tormenta de rayos y centellas y todos asustados creyendo que era la ira desatada de Sàngó, comenzaron a decir: Kawo kabie sile Sàngó (Bienvenido a la tierra, Sàngó.) Otra leyenda nos cuenta que, Sàngó reinaba como cuarto Rey de Òyó, al este de la actual Nigeria. Se mantuvo durante siete años en el poder. A pesar de los altibajos de su gobierno, se le atribuyen muchas campañas victoriosas. Sin embargo, sus éxitos no se debían exclusivamente a su gran heroísmo, sino también a determinados dones mágicos, por la boca y la nariz podía echar fuego y humo, lo que hacía huir a sus enemigos y ser temido por sus subordinados. Entre sus artes mágicas se encontraba también un procedimiento para originar el rayo. Cuenta la mitología que un día subió en compañía de sus hombres de confianza al monte, al pie del cual se encontraba su palacio. Durante el camino decidió de pronto que debía poner a prueba su medicina de rayo, porque dudaba de su eficacia, se produjo una tormenta, desde el cielo se dispararon rayos y en muy pocos segundos convirtieron el palacio en un mar de fuego. La mayoría de sus mujeres y todos sus hijos fueron víctimas de las llamas. Con el corazón destrozado Sàngó abdicó. Dejó Òyó, para buscar refugio en Elempe, al norte de la tierra Nupe de su abuelo materno. Sus súbditos recurrieron incluso a la violencia para hacerle regresar. Sin embargo Sàngó dirigía su espada contra todo el que se le interponía. Le prometieron sustituir las mujeres perdidas, de forma que volviera a tener hijos, pero nada pudo hacerle cambiar de opinión. De manera que, acompañado de unas pocas personas de su confianza, entre ellas su mujer preferida, Oya, se dirigió hacia Elempe. Durante el camino sus acompañantes no tardaron en lamentar haberle acompañado y dieron media vuelta. Incluso Oya, su fiel esposa, perdió el coraje cuando llegaron a Ira, su ciudad de origen. Solo, Sàngó tampoco quería seguir, pero su orgullo le impedía dar marcha atrás. Así pues decidió poner fin a su vida. Sobre la manera en que hizo efectiva su decisión existen varias historias. Una versión legendaria no le permite una muerte normal sino que le hace penetrar en el suelo; en Koso, mientras permanecía sentado bajo un árbol de la manteca (Butyrospermum parkii), rayos y truenos sacudieron súbitamente la tierra, en la que se fue hundiendo poco a poco.

Òrìsà Yemojà

Yemayá, Yemònja o Yemòja es considerada generalmente la Diosa de las aguas y de su cuerpo, de acuerdo con la creencia popular, fluyen todos los ríos, las lagunas y el mar. Ye-mo-ja es una contracción de Yeye – Omo - Eja, la madre de los peces, la palabra Omo está empleada aquí en un sentido genérico. Hoy día se le asocia con el río Ògún y se le rinde un culto elaborado en aquellas áreas donde éste discurre, particularmente en Abeokuta. En Nigeria se dice que Yemayá nació en la la tierra Takua, que es donde nace el río Ògún y donde ella vive, por lo que esta zona se ha convertido en lugar de peregrinaje de infinidad de devotos. Como ocurre con una buena cantidad de Òrisàs, Yemayá es también adorada en diferentes regiones y consecuentemente adopta diferentes nombres o formas, por ejemplo en Oyo la que impera es Mayelewo y un mito de ese pueblo, nos dice que ella era comerciante en la ciudad de Shaki. Se casó con Okefe que es título real de Òòsàoko y éste la insultó por sus grandes senos, lo que le dio el sobrenombre de Somu Gaga (senos grandísimos), ella avergonzada se sumergió en el río y se fue a vivir con Olókun bajo el nombre de Somu Gaga y sólo sale del mar en contadas ocasiones en distintos puntos de la costa. Yemayá es una deidad asociada con muñecos, en África se le tallan con maderas preciosas y llevan cargas secretas según el camino de esta. Cuando está en la tierra le gusta vivir a la entrada de los montes, es trabajadora, vendedora de alimentos, tiñe telas y fabrica aceites de semilla de melón. Los hijos de Yemayá no deben comer berro, ni quimbombó que son los ewes mas poderosos de Yemayá, se viste de varios colores y formas pero los principales son: Blanco, azul en todas sus tonalidades, el verde en todos sus tonos y el rosado, le gustan mucho las rosas blancas, cuando sus hijos tiene la salud quebrada debe llevar una canasta de rosas blancas a la orilla del Mar y allí llamarán a Yemayá echandole las rosas blancas. Yemayá nació con la Luna, como Obàtálá nacio con el Sol. Cuenta la leyenda: Yemayá no encontraba con quien casarse, Ògún decidió hacerlo y de esta unión tuvieron un hijo llamado Òrungan. Se plantea que Òrungan cometió incesto con su madre. Ella escapó horrorizada, pero fue persuadida calurosamente por su travieso hijo hasta que cayó de espaldas en la tierra completamente exhausta. Chorros de agua empezaron a salir de su cuerpo y estos chorros se unieron formando un lago y de su cuerpo emanaron las siguientes deidades: Olósà (diosa del lago), Olókun (dios del mar), Dadá (el dios de los vegetales), Sàngó (dios de la iluminación), Ògún (dios del hierro y la guerra), Oya (Diosa del río Niger ), Osún (Diosa del río Osún ), Obá (Diosa del Oba ), Òòsàoko (Dios de la agricultura), Òsóòsì (dios de los cazadores), Oke (dios de las montañas), Aje Saluga (dios de la riqueza), Sòponnà (Dios de la viruela), Òrun (Diosa del sol), Osú (Dios de la luna). Una fábula narra que Yemayá fue una mujer de gran belleza, pero que sólo tenía un seno. Debido a esto no quería casarse por temor a que su esposo pudiera ridiculizarla y exponer su secreto al mundo. Un día iba caminando muy afligida hacia su casa, después de regresar del mercado, se dijo: Cuan triste es estar sola, regresar a casa sin niños y no tener esposo para quien cocinar. Ògún escuchó lo que ella dijo, ya que iba andando por el mismo camino. Sintió un fuerte deseo de casarse con ella y la abrazó y dijo: No temas. Sé que luzco fiero y todo el mundo me teme, pero no te haré daño. Te cuidaré y protegeré, pero hay una cosa que me tienes que prometer. Nunca debes burlarte de mis ojos inyectados en sangre. Yemayá estuvo de acuerdo en casarse con él. Confesó que tenía un solo seno y dijo: Debes prometerme una cosa. No toques nunca mi seno. Durante mucho tiempo cumplieron las promesas. Yemayá le dio muchos hijos a Ògún. Un día Ògún quiso congratularse con Yemayá y entró a la cocina a hacerle una sopa, pero al no estar acostumbrado a estos menesteres dejó caer la olla, esta se rompió y toda la comida se regó por el piso. Yemayá, que estaba descansando, se despertó con el ruido. Corrió hacia la cocina y al no percatarse de cómo había ocurrido el accidente gritó airadamente ¿Qué haces en mi cocina? ¡Tú con los ojos inyectados en sangre! Ògún se lamentó y se arrodilló a su lado, acariciándole el seno. Yemayá comenzó a temblar. Se convirtió en agua y desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Ògún se entristeció por perder a su amada esposa y entonces se dijo: La gentileza no está hecha para mi y apesadumbrado abandonó la casa para continuar su agitada vida de guerrero. En las tradiciones nuestras, Yemayá adquiere otros atributos tales como: Una sopera coloreada de azul y blanco con atributos y herramientas como: Un sol, una luna llena, un ancla, un salvavidas, un bote, siete remos, siete aros, un llave, una estrella, siete aros de plata. Estos objetos elaborados en plata, acero, lata o plomo, un rabo de caballo con mango adornado con cuentas azules y blancas, maracas que se utilizan para saludar y para que preste atención cuando se habla con ella, un abanico con varillaje de nácar y oro, adornado con cuentas y caracoles, abanicos redondos hechos de pencas de guano adornados con plumas de pavo real, caracoles y cascabeles. Usa un manto de burato ricamente adornado. Todos estos atributos son adornados con patos, peces, redes, estrellas, caballitos de mar, conchas en miniatura, todo lo relativo al Mar. Siempre llevan cuentas azules y blancas alternas, piedras, cauries, etc.. Los collares son conformados con siete cuentas de cristal transparente, llamadas de agua y azules, azul pálido y agua, azul oscuro y perlas opalinas o cuentas de jabón, etcétera. A Yemayá se le ofrenda carnero, paloma, jicotea, pato, gallina, guano, codorniz, cerdo, guiso de camarones con alcaparras, huevos duros, acelga y tomate; tamal de maíz que se tiene todo el día en remojo, se muele en un pilón y se cocina batiéndolo en una cazuela sin grasa y sin sal, se le da forma de pirámide y se envuelve en hojas frescas de plátano; razupo de frijoles, (se ponen en remojo frijoles carita, se pasan por un guallo para quitarles la cáscara, se hacen una pasta y se le echa sal, se pican ajos y cebollas añadiendo pedacitos de jengibre a la masa, se pone en manteca caliente una bolsita de bija, y cuando hierve se vierte toda la masa de frijoles que antes se había batido bien, se preparan moldes de papel y se rellenan con esta pasta), quimbombó con bolas de plátano verde o ñame; frijoles negros cocinados sin caldo y sin maíz; palanquetas de gofio con melao de caña, coco quemado, berro, lechuga, escarola acelga y chayote. Su fruta predilecta es el melón de agua, aunque también gusta de piñas, papayas, uvas, peras de agua, manzanas, plátanos y naranjas, frituras de ñame con melao de caña, maíz finado, arroz amarillo con carne de cerdo y mariquitas de plátano. Se acostumbra brindarle en una jícara el agua y de melao. De los peces, prefiere la guabina, la anguila, el pargo, la rabirrubia, la cabrilla, el serrucho, el lenguado, la aguja, la cherna, el emperador y otros. Al igual que hay espíritus en la tierra, los Yorúbàs creen también que hay espíritus que habitan en los ríos, las lagunas y el mar como es el caso de Yemayá. Estos son reverenciados principalmente por las personas que viven cerca de ríos, lagunas o el mar y creen que los espíritus, si son servidos adecuadamente, pueden a cambio satisfacer las necesidades del hombre. Ellos controlan la abundancia de la pesca, evitan el vuelco de las canoas y los accidentes en el río; algunos de los espíritus les dan hijos a las infecundas. Sus principales símbolos son las piedras pulidas por la corriente del río y dieciséis conchas de cauries, estas últimas se emplean igualmente como medio de adivinación por los devotos.

Òrìsà Òsóòsì

Ósóosi es el espíritu del sendero en la tradición religiosa del Oeste de África llamada Ifá. La palabra Ósóosi es el nombre dado para describir una compleja convergencia de las fuerzas espirituales que son elementos claves en la cosmología de Ifá. Esas fuerzas espirituales que forman los cimientos del rol de Ósóosi en el reino espiritual se relacionan con la búsqueda del equilibrio entre si mismo y el mundo. Òsóòsì es el òrìsà de la caza, pero también de la vigilancia, actuando como un policía que protege los habitantes de una zona. Por esto junto con Ògún y Èsù-Elégbára se le debe hacer un altar a Òsóòsì para que también proteja a los habitantes de un lugar, siendo que en este caso los protegerá de las fieras, de las brujerías y de los ladrones. Es también el dueño de las cárceles, quien pone en libertad o encierra a alguien. Por otro lado como cazador, es quien trae la abundancia de alimentos, principalmente carne. Históricamente habría sido uno de los reyes de Ketu. A Òsóòsì le pertenece el leopardo y los animales de caza. Òsóòsì recibe chivos, pescado, ñame, maíz, porotos, entre otras ofrendas. Come junto con Ogún y Èsù-Elégbara, de ahí que sus alimentos son parecidos (los comparten), siendo que los tres son compañeros inseparables, pertenecientes además al Klan de los guerreros y teniendo en común un culto conjunto en las regiones del oeste de Nigeria. A pesar que a Òsóòsì lo equiparamos con Ode, pues poseen casi las mismas funciones y características, se trata en realidad de dos entidades distintas. Las diferencias son que Òsóòsì es un òrìsà de Ketu, en tanto Ode es de orígen Egba-Egbado. Los hijos de Òsóòsì constituyen el prototipo de lo que fue el cazador primitivo, hombres vivos rapidos siempre alertas, llenos de iniciativa. Aman el cambio y las nuevas empresas. Son hospitalarios y amantes de la buena familia. Se saluda levantando la piena izquierda y se imita con las manos la acción de tirar con una flecha. Òrìsà mayor, hijo de Yemònja, patrón de los que tienen problemas con la justicia, mago, adivino, guerrero, cazador y pezcador. Òsóòsì es el mejor de los cazadores y sus flechas no fallan nunca. Sin embargo, en una época nunca podía llegar hasta sus presas porque la espesura del monte se lo impedía. Desesperado fue a ver a Òrúnmìlà que le aconsejo que hiciera ebo. Òsóòsì y Ògún eran enemigos porque Èsù había sembrado cizaña pero Ògún tenía un problema similar. Aunque nadie era capaz de hacer trillos en el monte con más rapidez que él, nunca conseguía matar a sus piezas y se le escapaban, tambien fue a ver a Òrúnmìlà y este le marcó ebo. Fue así que ambos rivales fueron al monte a cumplir con lo suyo, Òsóòsì dejó caer su ebo arriba de Ògún, que estaba recostado a un tronco. Tuvieron una discución fuerte pero Òsóòsì se disculpó y se sentaron a conversar, comentaron sus problemas y mientras conversaban a lo lejos vieron un venado, rápido como un rayo Òsóòsì se incorporó y le tiró una flecha que le atravesó el cuello dejándolo muerto, ya ves suspiro Òsóòsì, no lo puedo coger. Entonces Ògún cogió un machete y en menos de lo que canta un gallo abrió un trillo hasta el venado. Muy contentos, llegaron hasta el animal y lo compartieron dandose cuenta de que separados no eran nadie, entonces hicieron un pacto en casa de Òrúnmìlà. Es por eso que Òsóòsì el cazador siempre anda con Ògún el dueño del hierro. Las escrituras Ifá establecen que la transformación siempre se da poco a poco, un paso lento a la vez, incrementándose muy despacio. Ósóosi es descrito generalmente como una persona paciente y persistente. En el Oeste, el ritual mágico es casi siempre visualizado como la reparación instantánea del problema. Si sus resultados no son inmediatos y milagrosos, entonces no parece ser magia. Ifá lo toma desde el punto de que la magia es el resultado de una voluntad inquebrantable y una determinación enfocada en la solución de algún problema. Para que este proceso sea efectivo, debe de haber una voluntad que objetivamente evalúe y descarte aquello que no está dando el resultado deseado. Ósóosi nos ayuda a mantener nuestra atención enfocada en la meta deseada para que así nos concentremos en encontrar una solución efectiva. El viajero que caza gamos en el bosque continuamente debe de permanecer por horas o días, permaneciendo sin moverse en un punto antes de que puede alcanzar su objetivo. En momentos, el crecimiento espiritual requiere de un nivel igual de concentración, determinación y paciencia.

Òrìsà Ògún

ÒGÚN Las tradiciones consideran a Ògún como el artista maestro, el que da los toques finales al trabajo creativo de Obàtálá. Es el que se encarga de las circuncisiones, marcas tribales, tatuajes y cualquier operación quirúrgica que sea necesaria para mantener la salud. Es considerado el protector de los huérfanos, preside los juramentos, las alianzas y los pactos. Es dado a exigir justicia, juego limpio y rectitud en las cosas cotidianas de la vida. Ògún es una de las divinidades más antiguas, ya que fue la mayor y la divinidad jefe entre las divinidades en el Cielo. El no posee la capacidad de desaparecer. Ògún usa plumas rojas de gallo como parte de sus insignias reales. Se saluda tradicionalmente Ògún Yee. En la creencia yorubá se cree que Ògún es la Divinidad del Hierro, la guerra y preeminentemente la divinidad tutelar de los cazadores, los guerreros, los orfebres, los barberos, los carniceros y (en tiempos modernos) los mecánicos, los chóferes de camiones, de automóviles y de alquiler, ciertamente todos los trabajadores del hierro y del acero. Ningún cazador yorubá emprende una expedición de caza sin rendirle la debida consideración a Ògún, ningún soldado va a la guerra sin ofrecer el sacrificio adecuado a la divinidad, ningún chofer de camión se considera seguro hasta que no haya hecho el ofrecimiento a Ògún y ningún forjador se siente cómodo mientras no ha rendido homenaje a Ògún. Todos estos trabajadores del hierro y del acero esperan de Ògún protección contra accidentes y ayuda en su trabajo. Se cree que Ògún tiene el machete para limpiar el camino y para abrir la puerta para la riqueza, la salud y la prosperidad. Si es abandonado, puede provocar accidentes horribles y batallas sangrientas. Para evitar tales catástrofes, los yorubás hacen ofrendas para propiciar a Ògún, de este modo, a Ògún se le ve como símbolo del conquistador superior. También se cree que Ògún representa la justicia absoluta por lo que se le llama para que presencie un pacto o convenio entre dos personas o grupos de personas. En la actualidad, cuando un yoruba practica la religión tradicional y se le lleva a la corte de justicia se le pide que jure sobre Ògún (representado por un pedazo de hierro). Esto lo hace besando un pedazo de hierro a la vez que declara que va a "decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad". Los yorubas creen con mucha firmeza que cualquiera que jure en falso o que viole un convenio del cual Ògún es testigo no puede escapar del juicio severo que normalmente resulta en horribles accidentes. Los santuarios de Ògún usualmente se encuentran afuera, al aire libre, al pie de algunos árboles sagrados por ejemplo, Kperegún, Akoko, Atori e Iyeye, al lado de una pared en una herrería. Se dice además que la imagen que lo representa es un árbol de algodón especialmente sembrado bajo el cual se pone una piedra a la que se le echa aceite de palma y sangre de animales. Debido a que a Ògún se le asocia con limpiar el camino o quitar barreras, los yorubas tienen la creencia de que cuando el camino de uno no esta claro o cuando se tienen dificultades, se debe apelar a Ògún para que ayude a suavizar el camino de la misma forma en que lo hizo para las divinidades al principio. El odù Òyèkú Òwónrín le hizo adivinación a Ògún cuando quería que sus siete hijos vinieran al mundo, le dijo que ofreciera siete gallos, siete nueces de kolá y un chivo a Èsú. El realizo este sacrificio y es por eso que nunca se enferma. En diferentes historias del cuerpo literario de Ifá se ven muy asociados a Ògún y a la Muerte ( Ikú). Las hojas de palma se emplean para señalar y consagrar las entradas a su santuario y se dice que estas son la ropa de Ògún. Es fáctible destacar que en ausencia de Obàtálá es nombrado como presidente del Consejo Divino por Olódùmarè, Ògún es quien asume la presidencia de esta asamblea por ser la deidad mas vieja y mayor. Se consideran atributos de Ògún los siguientes elementos: Guataca / clavos de hierro / pala / yunque / cincel / herradura / colmillos de perro / machete / barreta / lanza / pico / bastón / punzón / llaves / cimitarra / veintiuna barras de hierro / navaja / arco y flechas / fuelle /... asi todo tipo de instrumentación para elaborar o crear, sus principales atributos son espada de doble filo y plumas rojas del gallo, que son su símbolo de autoridad. Una herramienta es un idea hecha en realidad por medio del hierro. Ògún el dueño de hierro y ayuda a los seres humanos perfectionarse en los dificultades de la vida. En nuestra tradicion se representa a Ògún con un caldero de hierro, siete herramientas de hierro y un yunque. En el mismo caldero con Ògún vive otro Òrisà que se llama Òsóòsì, que se representa con una flecha. El caldero: Contiene todos los implementos que necesesitamos para desarollar nuestro carácter en este mundo, Ògún nos da las herraminetas para sobrevivir bajo cualquier circunstancias, no importa tan dificil que sea. El yunque: Representa la formacion de nuestro carácter y nuestras calidades humanas y personales vienen del acto de vivir y sobrevivir, la vida nos forma para lograr un nivel de conciencia mas alto. Ògún no nos deja quebrar, nos fortifica para llegar al máximo. El martillo: Representa la formacion del espiritu a través de los golpes de la vida, sean fuerte o sean suave, llevamos las huellas de nuestra experiencia y con eso construimos nuestro caracter. La pala: Representa el encontrar lo que esta escondido. Los tesoros del mundo o tambien dones que se quedan en la profundidad de uno y que el buscarlos y encontrarlos da exito a la vida con la pala mezclamos cosas y creamos nuevas calidades en nosotros que da una fuerza nueva a nuestra vida. El pico: Representa el romper vicios, romper obstáculos, romper todo las cadenas de la mente y la vida real. Usted nacio ser libre y solo una mente libre puede vivir libre. Ògún no tiene miedo y el puede prestar su valór para que usted puede encontrar una vida mejor. El machete: Representa la apertura, para abrir caminos en el bosque y ayudar traer la civilizacion. El machete tambien abre la mente y da libertad cuando uno esta amarrado en problemas y no ve solucion, el machete habla de la victoria. La azada: Representa la habilidad de ser productivo, tambien empezar con un idea, plantarla como una semilla trabajarla y despues disfrutar la cosecha, la tierra rinde despues de mucho esfuerzo. El rastrilllo: Representa el orden entre el desorden, con las lineas dibujado en la tierra, dirijimos el agua, la energia y las fuerza para que podamos avanzar. Tambien quitamos las piedritas del camino, para lograr con exito nuestro destino. La lanza: Nos ayuda levantar cosas que son pesadas y mas grandes que nosotros. Ògún defiende a las victimas de la injusticia, Ògún da una justicia rápida y ayuda cuando hay muchos enemigos contra uno nos enseña ser valientes y a no rendirnos.

Òrìsà Èsù

De todos los Òrisà existentes, Èsú es el más astuto. Representa el dinamismo y el movimiento. Es el que decide si resulta algún sacrificio o no. Porque justamente él es el que abre o cierra el camino para que una ofrenda, pedido o agradecimiento, pueda seguir el camino correcto, sin que sea desviado de su intención con la que fue concedido. Para que se realice algún pedido, por el convenio que hizo una oportunidad Èsú con Òrúnmìlà. Èsú ya existía casi al mismo tiempo que Olódùmarè y encabeza todas las fuerzas de la oscuridad, mientras que Olódùmarè encabeza todas fuerzas de la luz. La relación Olódùmarè - Èsú es lo que establece el equilibrio entre el bien y el mal aunque no existe un bien absoluto, ni un mal absoluto. En realidad, Èsú es tan poderoso como Olódùmarè, la única diferencia que existe entre los dos es que Olódùmarè puede crear, mientras que Èsú, no puede crear, solamente trabaja sobre la creación de Olódùmarè. Èsú puede hacerlo todo, menos crear. Allí es donde supera a todos los demás Òrisà que tienen cada uno una función específica. Èsú, es quien comparte un poco los atributos de las fuerzas benévolas y malévolas. Es el policía del universo, además es imparcial, de aquí que solo apoyara al hombre o la divinidad que realicen sacrificios, este es el significado de: Eni ó rúbo I Esú gbe. Una vez que el recibe el sacrificio prescrito, le prohibirá al Ajogun que dañe al suplicante. Èsú es el guardador del ásé, una copia del poder y la autoridad divina con la cual Olódùmarè creó el universo, Èsú es de esta forma el gobernador efectivo del universo, de los principios del orden y la armonía y el agente de reconciliación. Su mujer Agbérú, recibe todos los sacrificios en su nombre. Después tornando su propia parte de aárúún (cinco cowries) y una pequña parte de las otras ofrendas del sacrificio, Èsú toma el ofrecimiento a la divinidad o el Ajogun concerniente. El efecto es usualmente la devolución de la paz y la reconciliación entre las partes en guerra. Cuenta un Ese Ifá de como Èsú llegó a convertirse en el líder de todos los Òrisà. Ifá dice: Ògún era el Rey en la ciudad de Aro. Sàngó era el Rey en Koso. Oya era la Reina en Ira Obàtálà era el Rey en la ciudad de Iranje. Ogiyan era el Rey en la ciudad de Efon. Ifá era el Rey en la ciudad de Ifé. Ifá desafió a Èsú, diciéndole que era mentira, él no podría ser el líder de los Òrisà preguntaron a Èsú donde es que él dejaría a los Òrisà que eran reyes, al punto en que él se autoproclame el Rey de los reyes. Se encontraron todos los Òrisà y decidieron informar el caso a Olódùmarè, que es el padre de todos los Òrisà, al llegar a la casa de Olódùmarè, era confirmado por él que Èsú es y siempre será el líder de todos. Todos los Òrisà dijeron que no lo aceptarían como su líder, decidieron luchar todos uno a uno contra Èsú en la encrucijada que une el Òrun (cielo) y la Aiye (tierra). Sólo después de esa lucha conocerian quién es el líder de los Òrisà, por consiguiente combinaron el día, para dar entrada a la lucha. El primer Òrisà a enfrentar Èsú fue Ògún. Èsú con su poder y sabiduría tiró a Ògún al suelo con vergüenza e irritación. Ògún se fué a la ciudad de Aro, y él entró para la tierra, antes de entrar él dijo a sus amigos que deberian juntar mucho hierro y mariwo. El segundo a luchar contra Èsú fue Sàngó. Èsú cogió a Sàngó con su sabiduría y fuerza y lo tiró contra el suelo con vergüenza y muy disgustado, Sàngó se fue a Koso y allí se hincó en la tierra. Antes de hincarse en la tierra, dijo a sus amigos que quién quisiera rendirle culto, deberia juntar mucho edun-ara (piedra de rayo). El tercero a luchar contra Èsú fue Obàtálà. Èsú cogió Obàtálà con su sabiduría y fuerza y él lo tiró contra el suelo. Con vergüenza y mucha irritación Obàtálà se fue a Iranje y allí se hincó, antes de hincarse en la tierra dijo a sus amigos que quién quisiera rendirle culto, debería disponer ota, opa-osoro y disponer agua Arifohun. El cuarto Òrisà a enfrentar Èsú fue Oya. Èsú cogió Oya con su sabiduría y fuerza y la tiró contra el suelo, con vergüenza y muy irritada Oya se fue a Ira y allí ella se hincó. Antes de hincarse en la tierra Oya dijo a los amigos que quién desease rendirle debería disponer ota y cuerno de búfalo. El último en luchar contra Èsú fue Ogiyan. Èsú sabio y poderoso con su sabiduría cogió a Ogiyan y lo tiró contra el suelo, con mucha vergüenza e irritado, Ogiyan se fue a Okiti Efon y allí se hincó. Antes de hincarse a la tierra Ogiyan dijo a los amigos que quién quisiera rendirle culto, debería disponer ota. Èsú se levantó y fue a encontrarse con Olódùmarè, diciéndole que luchó con los otros Òrisà que disputaban el liderazgo con él y que él luchó y le ganó a todos. El le pidió a Olódùmarè que le diera el ásé, para que él se tornase el líder de los Òrisà. Entonces Olódùmarè atendió su pedido y le dio el ásé. Para que Èsú se volviera el líder de los Òrisà, Olódùmarè también le dio ásé para que él fuera respetado por todos los Òrisà y que el Òrisà que no respetase a Èsú, no tendría ásé. Así Èsú se volvió el líder de los Òrisà. Èsú es un Òrisà que solo puede ser entregado por los sacerdotes de Ifá, este Òrisà puede recibirse soló o acompañado por los demás Èbora, Ògún y Òsóòsì.

Òrìsà Obàtálá

Obàtálá significa Obà-ti-ó-nla (el Rey que es grande) u Obà-ti-àlà (el Rey que viste de blanco), muchos consideran a Obàtálá como el símbolo de Olódùmarè en la tierra. Se refieren a este Òrìsà como el hacedor, pues es el encargado por Olódùmarè en crear las partes físicas del ser humano, de ahí a que se le vea como el divino escultor. Identificar los avatares de Obàtálá es complejo porque el concepto de Ifá de Obàtálá abarca un espectro amplio de fuerzas espirituales a las cuales nos referimos como Òrìsàs Funfun. La palabra Òrìsàs Funfun significa (la conciencia guiada por la blancura). Aquí la palabra blancura se usa como símbolo de elevación espiritual y pureza. La elevación espiritual es el proceso de proyectar la conciencia hacia el futuro trascendiendo las limitaciones del presente. Funfun es el opuesto del concepto de Ifá de Dúdú, que significa negrura. La palabra negrura no tiene una connotación negativa. Ìbà Òrísálá osere igbo, iku ike oro. Respeto al espíritu de la luz blanca, el mensajero que trae bondad al bosque y su poder supera a la muerte. Ababa je’gbin, a s’omo nike agbara, a wuwo bi erin, Oba pata – pata ti nba won gb’ ode iranje. Padre inmortal que come caracoles, el hijo del más antiguo, el que trajo el misterio de la visión mística, jefe de todas las cosas que existen en el mundo. Asé.

Egúngùn - Ancestros - Espíritus

De Egúngùn lo primero que llama la atención del no iniciado son sus trajes coloridos, música de tambores, la danza y las acrobacias, pero Egúngún es mucho más … es la continuidad de la relación de los creyentes yorubas con sus ancestros más allá de la muerte, no de forma simbólica sino viviéndolo como una realidad. Representan los antepasados.. La voz de nuestros padres y madres... El culto a nuestros seres que nos unió la sangre y el espiritu.